miércoles, 27 de mayo de 2015

27 de mayo, 3 años después





Seguir las señales, no es tan difícil.

Y esa extraña manía de pasarlas por alto, obviarlas y equivocarte de camino.

27 de mayo de 2015, 3 años después.




lunes, 25 de mayo de 2015

Orígenes


Si hay algo que me fascina de las personas son los ojos. Por alguna extraña razón es algo que siempre he considerado fascinante y motivo fundamental de atracción, y no solo por la infinidad de variantes cromáticas sino por esa conexión con aquello que, aún hoy, no entendemos plenamente.

Orígenes es el título de una película que, por esas casualidades de la vida ha caído en mi filmoteca particular y que más allá de entretener nos invita a reflexionar sobre algunos aspectos que con el día a día obviamos o simplemente ignoramos.

Siempre hemos escuchado lo de "los ojos son el espejo del alma". ¿Qué es el alma? ¿Existe tal entidad? ¿Es reconocible? ¿Permanece inmutable e intemporal?


El hecho de perderse en la mirada de una persona es de una fuerza brutal, establece una conexión más allá de la física e invita a profundizar en el otro de una manera casi mágica. Y no es algo que sucede con todo el mundo ni con cualquiera, sucede extrañamente con muy pocas personas que se cruzan en nuestro camino. 

Subir la mirada y encontrarse con esos ojos que te transmiten paz, serenidad, cercanía, confianza... 

Subir la mirada y descubrir en los ojos de esa persona que tenemos de frente un vínculo con una historia que, aunque no haya dado comienzo, parezca que es la continuación de algún episodio temporal indefinido e incalculable. 

Subir la mirada y descubrir que a quien acabas de conocer ya es reconocible y conocido a través de sus ojos. 

Subir la mirada y saber que es ahí donde debes estar.

Y lo sabes porque hay algo que trasciende lo físico, porque la sacudida que recibes en ese momento menea tu mundo y hace que veas las cosas con una claridad escandalosamente brillante, y sientes que todo lo que has recorrido es para llevarte hasta ese preciso instante.

Descubrir el alma a través de la mirada.

Es posible que el alma sea esa parte de nosotros que, los que creemos que existe, permanezca en este mundo y se "reencarne" a lo largo de la historia en diferentes "cuerpos", y que sólo los ojos sean el vínculo identificativo de la misma, y que al encontrarnos con aquellos que hemos amado en "otras vidas" seamos capaces de reconocerlos por sus ojos, por su mirada. Quizás sea así, y quizás así lo hemos podido sentir en algún instante de nuestra existencia.




lunes, 18 de mayo de 2015

La montaña y el tarro de azúcar

Podría decir que habían sido cientos las veces que había pasado por aquel lugar, pero nunca había descubierto la entrada al sendero que haría de aquel primer "pateo" algo imborrable. Hacía mucho tiempo que no hacía ese tipo de ejercicios, y comenzar el ascenso se estaba haciendo un poco difícil y cansado, pero la ilusión y la compañía hacían de aquel paseo algo que me marcaría para siempre.



Fue el principio de una experiencia vital y emocional que aún hoy sigue emocionando mi corazón.

Son muchos los días que han transcurrido desde ese primer paseo por las cumbres del norte de Tenerife, saliendo desde Los Silos, recorriendo la Tierra del Trigo, subiendo a Erjos. Un entorno espectacular del que, siendo honestos no pude disfrutar, ya que no hacía senderismo en años y además, todo sea dicho, estaba más ensimismado en mi compañera de paseo que de disfrutar de los regalos que la naturaleza nos brindaba.

La montaña representa el esfuerzo y la superación, la ilusión y la esperanza.

Ascender paso a paso, superando los desniveles, haciendo frente al calor, avanzar sorteando piedras y ramas, ilusionarse con la compañía y disfrutar de las vistas, y engendrar la esperanza de haber encontrado lo anhelado.

Fue esa montaña, ese primer paseo, ese primer esfuerzo el que asentó las bases de unos sentimientos que aún hoy no me han abandonado, aunque sea difícil de creer.









Un simple tarro para guardar el azúcar que solo yo consumía en casa, un objeto totalmente inútil y carente de significado y valor, pero a la vez lleno de una simbología y de unas intenciones sinceras y profundas.

Nunca antes un objeto tan indigno representaba una intención tan valiosa.

Podría decirse que ese tarro para el azúcar representaba toda una declaración de intenciones para manifestar no solo la intención sino el compromiso que había adoptado. Lo comparto con todos porque no decirlo con la claridad suficiente fue o es otro de mis errores o pecados.


En unos días el Peregrino Vital cumplirá tres años, y durante este tiempo son muchas las cosas que han sucedido, mucho lo que la vida ha cambiado, nuevos proyectos, nuevos compromisos, obligaciones, ilusiones y esperanzas, pero todo sin lograr olvidar esa experiencia vital que me he propuesto repetir en algún momento, aunque a corto plazo aún no hay posibilidad, pero el compromiso para conmigo mismo y para con la promesa hecha está aquí expresado y con los lectores como testigos.

Sinceramente no sé quiénes sois, ni cómo habéis llegado hasta estas líneas, ni si os gusta o no lo que leéis, si os sentís identificados con algunas de las situaciones, sensaciones sentimientos que se me cuelan por entre los dedos en el momento de liberarlos sobre el teclado. Sé que mi técnica narrativa no es para nada profesional ni perfecta, pero cumple con su objetivo, mostrar algo de mí que en condiciones normales procuro ocultar. Tampoco sé si lees esto, si la curiosidad en ocasiones te puede y accedes hasta aquí para recordar, para saber, para... Eso sí, cada línea es contigo en mi mente y en mi corazón, porque "simplemente todo se paró".