miércoles, 9 de octubre de 2013

Envueltos en laurisilva

Vista Tenerife desde alto Garajonay - by AyA



Bien pertrechados nos disponemos a adentrarnos en la selva de laurisilva macaronésica más importante que existe, en La Gomera, en pleno Parque Nacional de Garajonay, Patrimonio de la Humanidad, y cuya antigüedad se remonta a hace 65 millones de años. Y ese currículum se nota y lo tiene bien ganado y merecido.



Bosque del Cedro - by AyA
Las sombras que la vegetación nos ofrece hace que avanzar por el sendero descendente sea muy agradable y satisfactorio, maravillados por el entorno guardamos instantes de silencio para disfrutar de los sonidos de la naturaleza, el viento colándose por entre las ramas, los rayos de sol abriéndose paso con esfuerzo venciendo a las hojas de los árboles, el cantar de los pájaros, y el correr de un arroyo terminan por cautivarnos. Escalón a escalón descendemos desde lo alto del Garajonay (donde habíamos subido previamente), lugar que según la leyenda fue testigo del dramático final de una pareja de enamorados, él, Jonay, joven guanche de Tenerife, y que en una visita a la isla cayó enamorado de ella, Gara, pero su amor era un amor prohibido, y Jonay debía atravesar a nado la distancia que separaba Tenerife de La Gomera para poder estar con su amada. Pero como todos los amores prohibidos, fueron descubiertos, y en la huida subieron a lo más alto de La Gomera, y abrazados murieron atravesándose con un palo afilado.

Arroyo del Cedro - by AyA

El bosque del Cedro nos abraza más y más a cada paso que damos, a cada metro que nos adentramos en sus profundidades, y los árboles característicos de este tipo de bosques crecen y crecen, su altura es asombrosa, y cuanto más bajamos, más altos son los árboles, en su lucha por alcanzar al sol y en su batalla por absorber toda la humedad posible, algo fácil en ese lugar, dado que en cuestión de minutos te puedes ver envuelto en una espesa niebla, o incluso, como es en nuestro caso, ser empapados por una repentina lluvia.

Tres horas de descenso se notan en nuestros pies, y en nuestra cabeza empieza a prevalecer la idea del regreso, de recorrer nuevamente lo ya recorrido, pero subiendo, y empezamos a plantear que es el momento de descansar y afrontar la vuelta.

Mirador del chorro del Cedro - by AyA

Como en todos los aspectos de la vida, las subidas, las cuestas, las ascensiones son costosas y difíciles, y en esta ocasión no es diferente, pues descender el bosque también ha tenido su precio y nuestros pies están cansados y nuestras rodillas doloridas, pero no hay opción, hay que superar estos problemas y evitar que la noche caiga sobre nosotros antes de llegar hasta donde partimos, y donde tenemos el vehículo para el regreso a casa. A medida que subimos, el esfuerzo es mayor, ya no disfrutamos tanto del paisaje ni del entorno, solo nos concentramos en cada paso que damos, en cada escalón que debemos subir. La altura de los árboles disminuye a medida que alcanzamos nuestro objetivo, la oscuridad que nos empieza a envolver debido a la espesa vegetación de la profundidad del bosque, va dejando paso a la luz del atardecer que se cuela con mayor facilidad a mayor altura respecto al nivel del mar.

"Cuanto más cerca de nuestra meta estamos, todo es más claro, menos espeso, más despejado"

Logramos llegar antes del anochecer, y orgullosos por nuestro esfuerzo y por las nueve (9) horas de senderismo, disfrutamos no solo de una preciosa puesta de sol, sino de un "almuerzo" de campeones a la orilla del mar, en pleno Valle Gran Rey.

Puesta de sol en Valle Gran Rey
Puesta de sol en Valle Gran Rey - by AyA

"Todo esfuerzo tiene su recompensa"




jueves, 19 de septiembre de 2013

El niño que llevamos dentro

La brisa del exterior mueve rítmica y armónicamente las ramas de las palmeras, las sombrillas plantadas en la arena de la playa se mecen pausadamente, al ritmo de las olas, que suavemente acarician la orilla y los pies de aquellos que pasean de un lado a otro o de aquellos que valoran la posibilidad de darse un baño, y es que, a pesar de la fecha, sigue apeteciendo.

by A
Observo a través de las cristaleras de la biblioteca todo ese paisaje que me plantea la cuestión de saber qué hago aquí dentro pudiendo estar ahí, con los pies en la orilla, abrazado por la brisa y el mar.

Mantenerse ajeno al entorno exterior con estas vistas e ideas complica el desarrollo normal de mis actividades profesionales, aunque las tareas programadas para hoy han sido desarrolladas en su totalidad, he vencido la tentación.

Aún así, una idea que lleva unos días rondando por mi cabeza, vuelve a surgir al observar la playa, y es que la playa es de los sitios, de los pocos, que hacen que el niño que llevamos dentro salga a relucir. 

Es en la playa donde jugamos con la arena, construimos castillos, fabricamos armas arrojadizas en forma de bolas de arena, desarrollamos proyectos de alta ingeniería tratando de evitar que la fuerza de las mareas alcance nuestra posición estratégica en la playa, levantamos murallas y cavamos fosos que intentan lograr esa misión, frenar al mar, detener la rutina de las mareas. Corremos tras los niños, aprovechamos la excusa para llenarnos de arena hasta las orejas, llenamos cubos de agua, no se si intentado vaciar el mar o para aprovechar el descuido de aquellos que nos acompañan y empaparlos de arriba a abajo. Nos sorprendemos ante las maravillas de la naturaleza, que en su medio marino nos asombran y maravillan. Dibujamos corazones efímeros, plasmamos nuestras huellas para ver como el mar las borra, o simplemente para observarlas y descubrir como quedan atrás, indicando el camino recorrido, mostrando de dónde venimos...


Es la playa el lugar que elegimos muchas veces para descansar, para desconectar, pero también para disfrutar con los nuestros, el lugar donde los niños disfrutan de la naturaleza y se divierten sin limitaciones, salvo las propias impuestas por su capacidad para nadar o por el propio mar, que es igual en armonía como en fiereza, y quizás por eso nos atrae, al menos a nosotros, que hemos crecido con el mar como referente. 

Por eso no es extraño encontrar siempre a gente cerca del mar, en las playas, en las calas, en los muelles, gente que se abstrae observando el infinito, el horizonte, o el romper de las olas contra el muelle o las piedras, o simplemente disfrutando del sonido que emite.

Y tampoco es extraño ver en la playa a adultos jugando como niños, sacando de su interior su yo infantil, dejándose llevar... al fin y al cabo, ¿quién no ha sido niño alguna vez?

martes, 3 de septiembre de 2013

Títulos cortos

Realmente había pensado en "El comienzo" como título de esta publicación de hoy, pero he caído en la cuenta que la mayoría de los títulos con los que he bautizado mis artículos son algo cortos. Supongo que se debe a que reflejan las ideas centrales en las que se desarrollan los argumentos de los mismos.

Motivación
Ilusión
La mariposa
Señales
Héroes
La disculpa
Empezar
La rendija
El piano
El castillo
La paciencia
La decisión
La tranquilidad
...

"Estar motivados, con la ilusión necesaria para afrontar la metamorfosis, cual mariposa, para interpretar y seguir las señales, que hagan de cada uno de nosotros un héroe. Saber disculpar y aceptar las disculpas para poder empezar, para llegar a alcanzar esa rendija, tras la cual suena ese piano en el salón del castillo, inspirando paciencia, dando valor para tomar decisiones y vivir con la tranquilidad de haber hecho lo que debíamos hacer."

El comienzo fue hace tiempo, más de un año que el Camino se mostró con claridad y nos invitó a seguirlo. Todo Camino tiene su inicio, su preparación, su observación, su recorrido, su disfrute... 

Es el momento de comenzar este nuevo Camino, lleno de ilusión, motivado y esperanzado. Con las energías renovadas y con la certeza de que cada paso que avancemos estará lleno de grandes cosas, de grandes momentos, de nuevos lugares para el recuerdo, de nuevas experiencias para la eternidad.


Los títulos cortos son como las etapas del Camino, breves pero intensos, llenos de belleza y de significado, llenos de sentimientos y emociones. Al igual que la arena del trayecto que se pega a nuestros pies y que va asimilando nuestras huellas, así son los títulos cortos, llenos de huellas personales, que se quedan en el Camino pero que una parte sigue con nosotros, pegados a nuestro andar, a nuestros pies.

jueves, 29 de agosto de 2013

La tranquilidad

En ocasiones, recibir la visita de la inspiración es un acontecimiento que se puede dilatar en el tiempo, puesto que no siempre llega cuando uno la necesita. Si algo es la inspiración, diría que es caprichosa e impuntual. Aún así, encontrar un momento para reflexionar sobre los acontecimientos diarios no debería suponernos esfuerzo, y hacer balance de los logros, avances o estancamientos en nuestros procesos vitales, nuestra revisión del plan de vida, de nuestra declaración de intenciones, debe formar parte de una rutina que busca nuestra evolución en el Camino.

buscando la inspiración...


Inspiración para reflexionar.

          Momentos para reflexionar.

                    Reflexionar sobre lo inspirado.

Es increíble como en ocasiones, en los momentos de mayores turbulencias, encontramos que las palabras nos oprimen de tal manera, que si no las expresamos de alguna de las maneras que los tiempos actuales nos permiten, podemos volvernos locos. De hecho dicen que las mejores canciones, poemas, obras, encuentran su razón de ser en esos momentos turbulentos por los que algunos hemos pasado en alguna ocasión.

La tranquilidad emocional, personal, profesional, espiritual, bien por separado o en su conjunto, causan un efecto soporífero sobre la inspiración, nos adormece y hace que flotemos en ese entorno de paz que tanto agradecemos y que tanto anhelamos. Encontrarnos en esa paz hace que nuestro cerebro deje de estar agitado, que nuestro corazón deje de apretarnos el pecho, que nuestras palabras sean sustituidas por sonrisas y en ocasiones por el silencio.

Paz y tranquilidad, sosiego y descanso... Dejar descansar a la inspiración gracias a la tranquilidad y serenidad que se alcanza tras haber surcado mares embravecidos, subido altas montañas, cruzado oscuros pasillos y enigmáticos castillos... ahora, por fin, un poco de paz, sosiego, descanso... tranquilidad.

Tranquilidad: Estado de paz y armonía.

viernes, 23 de agosto de 2013

Cuaderno de bitácora (y dos)


La simple visión de tierra firme fue suficiente para que la paz y la tranquilidad sustituyeran al desasosiego y al nerviosismo que en los últimos meses se habían apoderado de cada uno de los miembros de la tripulación.
El paso del tiempo, lento en muchas ocasiones, había provocado modificaciones en algunos de nosotros, esa estancia en alta mar había conseguido desprendernos de aquellas cosas que suponían un lastre. Las vicisitudes de la travesía así lo habían dispuesto. 

Llegar a puerto nos liberó de todos los fantasmas que nos acompañaron durante el viaje, pisar el hogar resultó una gran experiencia, llena de emoción, entusiasmo e ilusión. En la cubierta de nuestro navío quedaban todos los recuerdos de esas noches de tormenta, dónde temíamos naufragar, y dónde la esperanza se disipaba por momentos. Pero también la ilusión y la confianza eran compañeras infatigables de viaje, por lo que se habían ganado un puesto en nuestro equipaje, el cual nos acompañará y nos será necesario en estos días en los que recorreremos la distancia que nos separa del calor del hogar, de tus besos, de tus abrazos, de tu compañía.

Desde el muelle hasta mi lugar de origen, hacia el que me dirijo, supone andar unas jornadas, con los pros y contras que todo camino supone, trayecto que en la desesperación por llegar, motivada por el largo tiempo ausente, puede resultarnos mucho más largo y difícil de lo que realmente es. Paciencia, optimismo, ilusión, esperanza, confianza, valor, fuerza... todos ellos juntos han de darse para hacer de los días hasta llegar a casa, algo más llevaderos.

Las jornadas transcurren entre la ilusión por llegar y los nervios de no poder hacerlo de manera inmediata, pero satisfechos porque hemos sobrevivido a las largas jornadas en alta mar, al calor sofocante, al mar embravecido y a los días sin viento, sin aire fresco... todo eso queda atrás, formando parte de nuestra aventura. Ahora solo queda mirar adelante, avanzar la distancia que nos separa, paso a paso, sin desesperación porque sabemos que allí, al final del camino, nos encontraremos, y entonces avanzaremos juntos, nos aventuraremos en nuevos caminos y en nuevas experiencias.

martes, 20 de agosto de 2013

Escoger

Desde mi libertad escojo el Camino que considero me llevará a cumplir mis deseos, mis objetivos, mis sueños, mis esperanzas. Desde mi libertad renuncio a otros caminos, porque como bien dice Paulo Coelho, eso solo puede desembocar en la nada.

Tener claro, por tanto, cual es el Camino a elegir es algo fundamental para cualquier peregrino, y ya no te digo nada si el peregrinar es el del día a día, el de la vida de cada uno de nosotros.

Como ilustra la imagen sabiamente, la combinación de posibilidades pueden ser variopintas diversas, equivocadas o acertadas, pero la decisión de cómo combinar los cambios de agujas es algo muy personal.

Un cambio de aguja permite a la vía ramificarse en dos o tres vías, por lo que tener definido el "hacia dónde vamos" es algo imprescindible antes de accionar el mecanismo que orientará nuestros pasos en una dirección u otra. Probablemente tengamos la posibilidad de volver sobre nuestros pasos, volver al desvío y tomar una nueva dirección, pero eso ya implica que no llegaremos al final del recorrido abandonado, con lo que eso implica. Hemos hablado ya muchas veces de las propiedades y características del Camino de cada uno, de lo fácil que puede ser en algunos momentos y de lo difícil que llega a ser en otros muchos. Nadie dijo que peregrinar, real o metafóricamente, fuera fácil y cómodo, que también lo será, pero intercalado con tramos difíciles, oscuros incluso.

Por tanto, al tomar la vía escogida, nuestra intención ha de ser la de llegar hasta el final del recorrido, alcanzar la estación final, donde nuestros objetivos se verán cumplidos.

Toma el control del cambio de agujas, decide cual es el Camino que deseas recorrer, acciona el mecanismo y avanza, supera los tramos difíciles, disfruta del paisaje, del entorno, de la compañía... disfruta, siente, aprovecha ...



viernes, 16 de agosto de 2013

Lo que viene tras la caída del telón

Me encantan las pelis que acaban bien, ¿a quién no?

Pero siempre he tenido curiosidad por saber qué pasa una vez el héroe salva al mundo, o el chico consigue a la chica... Tras todo lo que acontece durante el núcleo de la película, lo que conforma la trama, se suceden multitud de sucesos que van propiciando que nuestro héroe o nuestro galán, logre, tras dos horas de metraje, su premio o su objetivo.

Salvamos el mundo, sí. Conseguimos a la chica, sí. Pero... ¿y ahora?

Lo que viene tras la caída del telón siempre supone un reto a la imaginación del espectador, es obvio que consideramos que todo será hermoso e idílico. Pero, en el caso de una película de héroes, lo primero que se me ocurre es todo el trabajo que hay que hacer para reconstruir esas ciudades destruidas, arrasadas por algún malhechor.

En la vida pasa algo similar, pero el telón no cae, las escenas se siguen sucediendo, y el "the end", con música de ensueño, y el "fueron felices y comieron perdices" nos llevan irremediablemente a la siguiente escena.

by A - "Nunca una noche ha vencido a un amanecer"

Una vez alcanzado el primer punto de nuestro Camino, una vez resueltos estos primeros escollos, una vez puestas tiritas y betadine en las heridas, es preciso levantarse, cogerse de la mano, mirar al frente y seguir avanzando. El Camino no acaba al conseguir a la chica, todo lo contrario, empieza una nueva andadura, con la experiencia adquirida, con las ideas claras, con las esperanzas intactas pero reforzadas, la confianza en que ha triunfado el corazón y que hay que poner esfuerzo, confianza, diálogo, respeto, sinceridad, para que el Camino, con sus subidas y bajadas, sea más llevadero, que no consiga distanciarnos nuevamente y que juntos vayamos alcanzando los albergues, los ríos, los lugares que perdurarán en nuestra memoria como muchos ya lo hacen.

Lo que viene tras el telón es el Camino a la Felicidad.

Por eso, sigo escribiendo, comentaré lo que juntos filosofemos o reflexionemos, pensaré en voz alta para seguir recordando que la armadura no me dejaba avanzar libremente, y que expresar lo que siento no hace daño ni es motivo de vergüenza, y como diría un niño, "si no te gusta... no mires".

Nuevos proyectos, nuevas ilusiones, nuevas metas... Todas contigo. Gracias.

miércoles, 14 de agosto de 2013

731 días


La medida del tiempo es algo científico, matemático, puramente numérico, aunque las percepciones que podemos tener respecto al mismo pueden variar, y entonces deja de ser matemática pura y dura, y pasa a ser algo lleno de sensaciones, de experiencias, de recuerdos, de vivencias... Es como los kilómetros del camino que recorremos, aunque sean números, los metros que avanzamos o que avanzaremos están cargados de lo que vivimos en cada paso que hemos dado o daremos.

Volver la vista atrás, al día cero, siempre es importante. Recordamos muchas veces el primer día de muchas cosas que acontecen en nuestra vida, y por supuesto, el día que nuestras miradas se sostuvieron por primera vez no va a ser menos. 

El tiempo sirve para medir la duración o la separación de acontecimientos, y en ocasiones esa duración puede parecer una eternidad o de una brevedad pasmosa.

Cuando el Camino se pone cuesta arriba, o el sendero está lleno de obstáculos la percepción temporal puede ser algo insoportable, algo que transcurre con una lentitud dolorosa. Pero cuando el terreno es propicio, de fácil andar, de paisajes reconfortantes, entonces el tiempo fluye como agua de río, constante y veloz.

Otra de las características que se le atribuyen es la de la enseñanza, el tiempo es un gran maestro que pone a prueba, entre otras cosas, la paciencia y la constancia. Grandes virtudes estas, necesarias sin duda sobre todo en los momentos en los que el Camino se complica, se nos hace más pesado. Tener paciencia y confiar en que el tiempo todo lo pone en su sitio, se convierte en norma para soportar la lentitud del minutero.



Hoy se cumplen 731 días que hablamos por primera vez, que en muy pocos minutos se estableció una conexión que luego se fue madurando con el paso de los días, y con las palabras como portadoras de esa ilusión por conocer más el uno del otro.

731 días donde no he faltado a la cita de tu recuerdo, aún cuando caminábamos distanciados. En ocasiones yo también recurro al "por qué", y encuentro la respuesta en tu mirada.

Feliz 14 de agosto, fecha también de peregrinación, fecha de hacer Camino.




domingo, 11 de agosto de 2013

El caballero de la armadura oxidada

Tras escribir el artículo ¿Por qué?, he sacado de mi biblioteca el ejemplar de un libro de Robert Fisher, libro adquirido en el año 2005, y que desde ese tiempo no leía, pero que es indudable que algo de su contenido se había quedado en mi subconsciente, y a medida que escribía sobre los porqués el recuerdo de este libro afloraba.

Hoy he buscado otro rincón donde disfrutar del silencio, aunque esta vez el mar se escuchaba de fondo, y mientras leía algunas páginas del "Caballero de la armadura oxidada", disfrutaba de unas vistas privilegiadas sobre el Puerto de la Cruz.

Recomiendo leer y descubir dicho libro, pero hoy la inspiración me surge de los primeros capítulos, en donde el caballero ha de decidir entre volver por un sendero que ya conoce, o aventurarse por un sendero desconocido. En el caso del primero, los beneficios se limitan a que regresará a su hogar sin haber experimentado los cambios o transformaciones (me gusta más esta segunda palabra) necesarias para desprenderse de su armadura. Y en el caso de la segunda opción, el sendero no solo es más empinado sino que debe afrontarlo a pie, sin su caballo, y con todo el peso de la armadura. El beneficio de tomar este sendero será el desprenderse de la armadura.

En el Camino de la vida, podemos tomar los senderos que creamos convenientes, bien por necesidad, bien por comodidad, bien por lo que sea. Algunos caminos, los fáciles sobre todo, no suelen aportarnos nada, pero aquellos que presentan más dificultad nos obligan a esforzarnos más, a ser mejores, a ser más fuertes, más humildes, más sinceros y honestos con nosotros mismos. Tomar a veces el sendero que sube a la montaña nos aporta más beneficios de los que podemos creer, el principal es que en esa ascensión nos vamos desprendiendo de todo aquello que nos sobra, de aquello que está ocultando nuestro verdadero yo. Ese yo que hemos envuelto con la armadura y tenemos ahí, encerrado y aislado de todo y de todos.

Ese Camino, el del Sendero de la Verdad, obliga al caballero a pasar por diferentes castillos, el del Silencio, el del Conocimiento y el de la Voluntad y la Osadía... solo siguiendo ese sendero logrará su objetivo.

¿Es fácil?
¿Lo conseguirá?
¿Qué enseñanzas ocultas encierra cada castillo?

Y la gran pregunta... ¿por qué?

Las circunstancias hacen que seamos conscientes de qué cosas nos limitan o impiden que demos el cien por cien de nosotros en lo que hacemos, y ahí es donde decidimos qué sendero seguir. Elegir el fácil, seguir igual, y seguir adelante, sin cambios, o esforzarse y tomar el sendero más dificil, emprendiendo así la transformación necesaria para mostrarnos tal cual somos, desnudos, sin armaduras que nos limiten, que nos aíslen de los demás, que nos obstaculice el paso... Porque sabemos que es necesario liberarnos, por nosotros mismos y por aquellos que amamos.

El caballero de la armadura oxidada tiene muchas pruebas que pasar, mucho que descubrir y aprender, mucho que reconocer de sus errores y sus actitudes, pero está dispuesto a ello por amor. 

Por amor hay que estar dispuesto a vencer las pruebas, a mejorar, a transformarnos para ser quienes realmente somos, querernos más a nosotros mismos para así poder querer mejor a los demás. Por amor hay que ser valientes, confiar y subir con coraje y decisión ese sendero de la montaña y cruzar todos los castillos y superar todas las pruebas, porque si no es por amor... entonces ¿por qué?


viernes, 9 de agosto de 2013

Perseidas

Cuentan, que en el momento de su martirio, en una hoguera, San Lorenzo derramó lágrimas.


Su festividad se celebra el 10 de agosto, y dicha fecha coincide con una de las lluvias de estrellas más populares, y que se conocen como Lágrimas de San Lorenzo o Perseidas.

Subir la mirada al cielo, perdernos en la inmensidad del universo, soñar con tocar las estrellas... desde que el hombre es hombre el cielo de la noche ha sido objeto de estudio, de observación. Ha sido el lugar donde focalizamos nuestros sueños y deseos. Es en esa luz titilante de las estrellas donde acomodamos a aquellos seres queridos que ya no nos acompañan y que desde ahí cuidan y velan por nosotros.

Las estrellas también han constituido y constituyen puntos de referencia para los navegantes, peregrinos o aventureros, que saben interpretar el mapa celeste y que hacen uso de él para no perderse y llegar a su destino (obviando los adelantos tecnológicos).

Así nosotros también necesitamos de una Estrella del Norte, que nos guíe, que nos sirva como referencia para orientarnos, saber dónde estamos, o saber hacia dónde nos dirigimos. Necesitamos a alguien que nos recuerde cual es el Camino a seguir, que nos  acompañe y que cuando nos perdamos sepa indicarnos el Camino correcto.

Tengo la impresión que en los tiempos que corren, las estrellas son demasiado fugaces, que hay quien vive en un constante lluvia de estrellas, todas fugaces, sin retener ninguna, sin poderlas fijar como guía.

Yo hablo de una estrella, de La Estrella... de aquella que te ilumina con su presencia, aquella que hace que la sigas porque te fías de ella, porque sabes que indica el Camino correcto, aquella que día tras día permanece.

¿Tienes tu Estrella?

Estrella... Angel... Héroe... Otra de las razones.

Mañana, cuando observe el cielo, cuando las estrellas lo iluminen, cuando atraviesen veloces el horizonte, mis deseos serán para contigo, para ti... y querré que estés a mi lado, de la mano... ¿Te animas? ¿Lo contemplamos juntos?

"Aquella noche, cubiertos por la transparencia del techo de tu coche, observábamos el cielo estrellado juntos por primera vez, desde las alturas de la isla, y sorteando el frío de las fechas. Las estrellas vigilaban esas primeras citas, cuidaban de nosotros y hacían de registradoras notariales de los acontecimientos emocionales que allí, bajo su manto, estaban naciendo."

jueves, 8 de agosto de 2013

¿Por qué?

Si hay alguna pregunta que ocupe el primer lugar del top ten de las preguntas, sería ¿por qué? 

Desde niños, nuestra primera preocupación es saber el porqué de todo lo que nos rodea, y cuyas respuestas no siempre supieron resolver nuestros padres, o incluso nosotros, hoy en día, somos incapaces de dar respuestas que satisfagan esa curiosidad infantil.

No creo en los "porque sí", ni en los "porque no". Todo tiene un porqué. Leía hace unos días una cita que decía algo así como que "si sabes por qué estás enamorado, es que no estás enamorado".
Es evidente que en el amor hay mucho de "incomprensible" e "inexplicable", pero también tiene muchos porqués, muchas razones y motivos que hacen que queramos a alguien. (Por treinta y dos razones).

Para llegar hasta la Plaza del Obradoiro, y presentarnos ante el Apóstol Santiago, tuvimos que recorrer casi 200 kilómetros, algunos en llano, otros en pendientes ascendentes, otros en pendientes descendentes, por terrenos asfaltados o de tierra, bajo el sol y el calor o bajo la lluvia... el Camino se tuvo que recorrer con sus vicisitudes para poder llegar y ver con claridad la fachada de la Catedral de Santiago. ¿Y por qué? Porque era nuestro objetivo, era nuestro sueño, era lo que nos motivaba cada mañana para ponernos en pie tan temprano, porque era en lo que pensábamos cuando mirábamos al frente y solo se veía carretera y más carretera.

Descubrir los porqués de algunas cosas puede ser mucho más sencillo de lo que pensamos. Pero como he oído en ocasiones, "lo que es fácil de hacer, también es fácil de no hacer."

En ocasiones el miedo nos ciega, imposibilita que veamos con claridad lo que nos rodea, y nos agobiamos innecesariamente, cometemos errores y no vemos la salida a los mismos. Como se suele decir, los árboles no nos dejan ver el bosque. Para contemplar la belleza de ese bosque es necesario alejarse un poco y observarlo desde la distancia, y admirando su magnitud y belleza global, al volver a acercarnos podemos descubrir más en detalle la grandiosidad de un árbol, la belleza de una flor, el milagro de la vida, descubrir al fin todos esos detalles que conforman el bosque.

Por desgracia, eso me pasó a mi. Envuelto en mi armadura no veía la belleza del bosque en el que me encontraba, era consciente de ella pero no la disfrutaba y vivía en plenitud.

Fui consciente de ello, y he trabajado para deshacerme de esa armadura, de esos miedos, de esa ceguera que no me permitía avanzar disfrutando de los detalles que la naturaleza nos regala en el bosque. He ido quitándome piezas, desnudándome, mostrando mi interior, exponiéndome cada día más. Lo he hecho por este medio, escribiendo y mostrando públicamente ese proceso de búsqueda interior, de sacar mi esencia de nuevo a relucir.

¿Por qué? En primer lugar porque esa armadura es muy pesada de cargar, impide que me hagan daño, sí, pero también impide que se acerquen a mi y yo poder acercarme a los demás. Y no es lo que quiero ni deseo. Quiero caminar y avanzar libre de cargas, siendo yo mismo, con mis cualidades y defectos, pero sin mis miedos.

Bien podría haber permanecido con mi armadura e ir en busca de nuevas tierras, de nuevos castillos y de nuevas princesas, pero no he podido ni he querido. ¿Por qué? Porque el corazón tomó las riendas y orientó mis pasos.

¿Por qué ahora? Es evidente que esto no es un proceso de un día, ni por un solo acontecimiento que haya removido mis cimientos, ya esto venía de antes, pero, como en muchos casos, precisó de cierta distancia y añoranza para espabilar y ensuciarme las manos de una vez, de no querer posponer más tiempo lo que ya sabía que tenía que hacer. Luego ciertas situaciones han servido como señales inequívocas de que desprenderme de la armadura era la correcto, pues la vida pasa más deprisa de lo que queremos creer, y no podemos seguir perdiendo el tiempo sin actuar. Me cansan esas películas o series donde los personajes no resuelven sus conflictos por no afrontarlos claramente, donde se pierden el uno al otro por no pasar por el proceso de desarmarse, por no escuchar a sus corazones y vencer los miedos y la timidez o vergüenza de reconocer lo que sienten el uno por el otro.

Tengo cientos de porqués, algunos motivados por tí, otros por mi, otros por mi condición de padre... pero todos juntos han salido a la luz y me muestran que estoy en el buen camino, y el principal porqué... porque me he liberado. 


(Recomiendo "El caballero de la armadura oxidada" - Robert Fisher)

miércoles, 7 de agosto de 2013

La decisión

En ocasiones es tanto lo que quiero decir, tanto lo que quiero expresar, que no hay manera que las palabras tomen forma.

La experiencia vital pasa por muchos aspectos, uno de ellos el de las equivocaciones o errores, ya hablé en su día de esto en la publicación  "El derecho a equivocarse". No somos perfectos, nos equivocamos, y hay personas que reconocen y asumen esos errores y otras no. Quizás por mi carácter o por mi currículum de errores, esto es algo que tengo muy asimilado, y es por ello que no concibo el error sin el perdón. Supongo que también dependerá del tipo de error. Y claro está, el perdón proviene de una petición del mismo, de una aceptación por parte del otro del error cometido, y por supuesto, de la voluntad de no reincidir (también expresado todo esto en algún otro artículo anterior).

"Un día, vas a tener que tomar una decisión. Tienes que decidir el tipo de hombre que quieres llegar a ser..."

Esta frase, también de película, en este caso Man of Steel, es la conclusión a la que he llegado tras este proceso de asimilación de errores, de reconocer mis fallos y de arrepentirme por ellos. 

Es algo que decidí hace mucho, definir de una vez por todas el hombre que quiero llegar a ser... para ello he hablado de la Esencia, y he encontrado la inspiración y la motivación para hacerlo. 
Por diversos factores mi esencia se había perdido, había huído de mi, o quizás la habían hundido tanto que, como en lago pantanoso, le ha costado salir a la superficie, tras un duro tira y afloja. 

Son muchos los factores que sirven de estimulación, y en los últimos meses han fallecido más seres queridos de los que son aconsejables, y eso te hace ver las cosas de otra manera. No puedo seguir dejando que mis miedos me opriman, impidan que mi yo se desarrolle con naturalidad, ni pueden lograr que siga cometiendo estupideces, he de vencerlos, esa fue mi decisión. Parte de esa lucha se ha desarrollado en el papel, volcando todo lo que me he propuesto y siento en estas líneas, para dejar constancia de ello.

Para vencer hay que actuar, tomar decisiones y determinaciones, lo he meditado y madurado en este tiempo, en la oscuridad de ese pasillo eterno, ese en el que hace unos días asomó un breve brillo de esperanza. 

Pero para actuar necesito de la oportunidad, no puedo mostrar lo bien que nado si no me dejas entrar en la piscina o si me quitas el agua. Para demostrar el movimiento hay que andar.

dispuesto a saltar... sin excusas, sin miedos

Yo he tomado mi decisión y estoy dispuesto a asumir mi culpa, pero lo más que asumo es mi responsabilidad para con mi "yo recuperado", mi "yo mejorado", con la finalidad de arreglar de la mejor de las maneras posibles esos errores cometidos, poner soluciones claras a problemas concretos.

Caminar es errar, pero sobre todo es rectificar para volver a la senda correcta. Yo lo he hecho, y aunque no puedo evitar lo que sucedió, si que puedo mejorar lo que sucede. Pero para eso tenemos que mirar adelante, subir la mirada, ahora más que nunca.

martes, 6 de agosto de 2013

La paciencia




"La paciencia es el punto en el que el amor se une con la sabiduría", esta reflexión, leída en la tarde de hoy, constituye la idea de estas líneas de hoy. Creo haber comentado en alguna otra ocasión que considero la paciencia como una de mis virtudes. 

Como acostumbro a documentarme un poco antes de publicar ninguna cosa, descubro en la definición de paciencia varios aspectos que me gustaría destacar. 

"La paciencia es la actitud que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir algún bien"

La actitud constituye la forma de actuar, el comportamiento de una persona para hacer las cosas. Y la actitud lo es todo, una actitud positiva, optimista, provoca que las cosas se hagan en esa sintonía, positiva, optimista. No quiere decir que los resultados lo sean, pero al menos la forma de intentarlo tiene que ser ascendente, de lucha y de confianza en lograr aquello por lo que estamos trabajando/luchando.



"La paciencia es un rasgo de personalidad madura. Es la virtud de quienes saben sufrir y tolerar las contrariedades y adversidades con fortaleza y sin lamentarse. Esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con calma a que las cosas sucedan, ya que piensan que a las cosas que no dependan estrictamente de uno hay que darles tiempo."

A la madurez creo que le dedicaré mi tiempo y algunas lineas más adelante.

Sufrir, en sus diferentes acepciones, implica que en cierta manera se nos está poniendo a pueba, y aunque lleva asociado el dolor, también lo podemos asociar a resistir. Sufriendo estamos siendo puestos a prueba.

Y en su máximo entendimiento, esperar. Paciencia es igual a esperar, y esperar con calma. Coincido plenamente que cuando las cosas ya dejan de depender de nosotros, solo cabe esperar.

Esperar no es fácil, tener calma y confiar en que las contrariedades se solucionen, o simplemente pasen de largo, de la mano del tiempo, tampoco es fácil. La espera a veces desespera.

En el caso de quien les escribe la paciencia es compañera de viaje inseparabe de la confianza y la esperanza. Es absurdo esperar algo que sabemos que no va a llegar, por la tanto la paciencia es una espera de algo que confiamos llegará, tarde o temprano, y, aunque no dependa estrictamente de uno mismo, si que podemos dejar pequeños rastros, migas de pan, hacer pequeños gestos, o tomar ciertas actitudes que favorezcan que el resultado de la espera sea satisfactorio para nuestras expectativas.

Es evidente que no solo hay que confiar en la espera, pues de brazos cruzados nunca alcanzaremos la meta propuesta. El Camino hay que recorrerlo, con paciencia, sí, con confianza, también, pero hay que ir paso a paso, metro a metro, y subiendo la mirada para ver que nuestro anhelo está más cerca a cada paso dado, a cada minuto que pasa, a cada día que vamos dejando atrás.

"Quien no arriesga no gana", (otra de las frases del día), por lo que hay que arriesgar muchas cosas, muchas nuevas posibilidades, mucho de nuestro tiempo y esfuerzo, para, repito de nuevo, alcanzar los objetivos que motivan nuestra paciencia, nuestra espera, y eso, claro está, constituye la certeza absoluta de que esos objetivos son merecedores de todo eso.

Cómicamente lo podríamos reflejar con la famosa frase del dúo humoristico Cruz y Raya... "si hay que ir, se va... pero ir pa na es tontería". 

Amor y Sabiduría... cuando se unen se produce el parto de la Paciencia, padre y madre de la misma, que en algunas ocasiones discuten y se alejan temporalmente, pero, como todos aquellos que se aman de verdad, vuelven para cuidar juntos de sus frutos. Por eso la Paciencia en ocasiones se siente perdida, sola, abandonada, incomprendida y pierde su razón de ser. Pero cuando vuelve al hogar, recupera toda su vitalidad y razón de ser.

¿Cuántas veces hemos perdido la Paciencia? 
¿En cuántas ocasiones sentimos esa soledad que nos interroga acerca de si la espera merece la pena?
¿Cuántas ves nos salvan el Amor y su Sabiduría?

Afrontar el Camino precisa de dosis de paciencia para algunas de las etapas del mismo... nadie dijo que fuera fácil, pero..... ¿quién dijo miedo?


domingo, 4 de agosto de 2013

Esencia

"Tras unos meses sin verse, y habiendo intercambiado apenas unos saludos, el abrazo y las lágrimas surgieron de forma espontánea, natural y sincera, y aunque podría interpretarse que era motivado por el entorno y el ambiente que los rodeaba, ambos sabían que no, que era algo más profundo y anhelado."

Cuando avanzamos por el Camino puede haber momentos en los que la abundancia de señales puede provocarnos confusión, momentos de bloqueo. Y no porque las señales sean necesariamente contradictorias, simplemente son abundantes y en algunos casos puede que alguna no se corresponda con la idea preconcebida que teníamos sobre el aspecto que esa nueva señal informa o indica.

En esos momentos dudar es legítimo, parar y pensar, observar bien las señales e interpretarlas correctamente se convierte en una prioridad. 


La palabra esencia proviene del latín essentia que a su vez proviene del infinitivo del verbo latino esse, ser = existir, cuyo participio ens es el ente como ser que existe. (estas cosas las saco de la Wikipedia)

La esencia de cada persona consiste en eso, en "ser que existe", es decir, en aquello que es de verdad, y aunque le cueste sacarlo a la luz, por los motivos que sean, no quiere decir que no estén ahí todos esos valores o características que forman parte de la esencia de cada uno de nosotros. Ayer me refería a ello en términos aristotélicos, la potencia y el acto.

Cuando llegamos a ese punto del Camino, que puede suponer un antes y un después muy diferenciado, donde las señales son tantas, habría que identificarlas en su esencia.

¿Se corresponden las señales que llegan hasta mi con la interpretación real que tenía yo de ellas? 

¿Dudo por haber tenido una idea preconcebida basada en un mal momento?

¿Me hablan desde su esencia, esencia que yo intuía que poseía?




Las dudas no solo son legítimas, sino que en ocasiones nos ayudan a situarnos nuevamente en el Camino correcto, fiarnos de las señales, estar convencidos de que la interpretación o lectura que hacemos de ellas nos muestran inequívocamente su verdadera esencia.

Es posible, hablando de personas (antes también lo hacía), que nuestras actitudes o nuestras cualidades, antes ocultas por miedos absurdos, retenidas por alguna mala experiencia, de repente se liberen ante la claridad de la importancia de lo que está en juego. Es necesario liberarlas, mostrarlas sin miedo, exponerlas de nuevo ante quien te importa, aunque a veces tengas el recuerdo del daño que eso supuso la última vez que sucedió (eso se llama vencer los miedos, superarlos tras enfrentarlos cara a cara).

Las señales que inundan las páginas de este blog están dirigidas a personas (a ti) concretas, y sólo desde su prisma, desde su experiencia, desde su intuición, desde su corazón podrán (podrás) interpretarlas en la clave correcta. 

Mi esencia es esta, la que supiste ver en mi desde un principio, sin ánimo de confundir. Quizás es que no supe liberarlas debidamente con anterioridad.

sábado, 3 de agosto de 2013

Divenire



Divenire, del español Devenir.

1. Devenir = Ocurrir, suceder, acaecer.

Que sucedan las cosas depende en la mayoría de las ocasiones de nosotros mismos, hacer que el devenir de los acontecimientos nos sea favorable precisa de que nuestra actitud al respecto sea la adecuada.

Hay que remangarse y ponerse a trabajar para que suceda aquello que deseamos. No podemos permanecer impasibles esperando que nos llegue todo, permanecer pasivos no hará que las cosas ocurran.

2. Devenir = Llegar a ser, convertirse en algo.

En filosofía, en la metafísica aristotélica, se habla de potencia y acto. La potencia constituye el conjunto de capacidades o posibilidades de la sustancia para llegar a ser algo distinto de lo que actualmente es. El acto, es aquello en lo que ha llegado a ser.



Todos poseemos el potencial necesario para llegar a ser mejores, para avanzar y mejorar en muchos aspectos de nuestra vida. En potencia somos semillas, que en el acto acabamos siendo un hermoso árbol, que protege, cobija, da sombra....

Devenir = Cambio, transformación, transcurso. Proceso mediante el cual algo se hace o llega a ser.

El corazón es un músculo poderoso, que nos mantiene vivo con su trabajo, impulsando la sangre a todo el cuerpo. 

Esa fuerza y ese poder lo tiene también en el plano emocional, es fuente de la motivación, de la ilusión, de la esperanza, es capaz de provocar en cada uno de nosotros ese "devenir", esa transformación, ese paso de potencia a acto, nos hace querer ser mejores... Yo así lo experimento, y así lo manifiesto, pues no solo pongo aqui mis palabras, pongo mi corazón en lo que escribo, diría que, de forma poética, las lineas de muchas publicaciones de este blog, están escritas con la sangre que mi corazón impulsa.

Experiencias vitales las que aquí se recogen, en algunos casos como mera narración de un acontecimiento, otras en modo de cuento o parábola, otras como si de un diario se tratase, en otros casos a través de una canción... exponiendo ideas intimas, sobre los sentimientos, sobre las experiencias, sobre las pérdidas y las ganancias, sobre la muerte y la vida, sobre el amor... Palabras que sueño con poder materializar en muchos casos. Palabras que quiero que alcancen el acto, que el potencial escrito se transforme en hechos concretos. 

Esta "declaración de objetivos" forma parte de mi devenir actual.

Las casualidades de estas últimas semanas, me descubrieron a este compositor y a esta obra suya "Divenire" (Ludovico Einaudi - Divenire), que como ya he comentado, no solo me ha servido como inspiración para algunos artículos, sino que es la banda sonora de cada uno de ellos. Me acompaña en los momentos que preciso de relajación... cierro los ojos, visualizo el teclado del piano, respiro... teclas blancas... teclas negras... emoción, tristeza, alegría... fuerzas para no rendirme, ilusión para creer, esperanza para confiar, paciencia para esperar...

Hagamos que las cosas sucedan, porque sí se puede.

viernes, 2 de agosto de 2013

Los Elegidos


Recuerdo cuando pequeño, que el patio del cole se convertía en un Coliseo, y nosotros, compañeros de fatigas escolares,  éramos los gladiadores. Siempre estábamos ansiosos por disputar un partidillo de fútbol, y  los dos niños con más personalidad de la clase se erigían como los líderes de los dos equipos que disputarían, con el máximo de los esfuerzos, competitividad y espíritu deportivo el gran partido de las 14:30, con la comida aún en la boca, y con apenas 30 minutos para comenzar las clases vespertinas.

Las alineaciones, decididas por los líderes, se formaban por elección de manera alternativa, incorporándose así los distintos miembros de cada equipo, y donde los mejores siempre eran elegidos en primer lugar. Ninguno quería perder y eso pasaba por elegir en sus turnos a los mejores balompedas... 

El miércoles 31, en el partido de la vida, una vez más se procedía de la misma manera, pero en esta ocasión era Dios quien elegía para su equipo, igual que nosotros en el cole, a uno de los mejores.


Siempre las pruebas más duras las soportan aquellos que están hechos de otra pasta, aquellos soldados mejor preparados van a las misiones más peligrosas, los concursantes más idóneos, formados o entrenados son los que superan los niveles de exigencia mayores con el fin de alcanzar el gran premio. Nadie alcanza el éxito o un premio sin superar las pruebas más difíciles, incluso algunas podrían considerarse injustas, pero es así.

¿Por qué tipo de pruebas has pasado o estás pasando?

Dios siempre llama primero a los mejores, ignoramos el motivo, aunque pienso en los ángeles. Quiero creer que su marcha de este mundo, su ausencia física tiene como finalidad la misión angelical de protegernos, de proteger a aquellos que en vida amaron, que Dios necesita de los mejores guerreros en su tarea de cuidarnos, de salvarnos de todo aquello que no nos conviene, de estar ahí, a nuestro lado en nuestros peores momentos.

Entender los designios divinos se nos escapa de la comprensión, solo la fe nos ayuda a asumirlo, no a entenderlo, pero si a interpretarlo como parte del plan divino para cada uno de nosotros. 
Y aunque nos rebelamos contra ese plan, no podemos hacer más que aceptarlo.

La fuerza, la fe, la lucha, la esperanza, los sueños, la confianza... las ganas de vivir eran parte de tu carácter, de tu forma de ser, y como publicabas en tu estado de WhatsApp, "la vida es bella", y coincidíamos en que la vida era lo suficientemente corta como para estar con boberías, perdiendo el tiempo en discusiones absurdas, en peleas innecesarias, en estar lejos de aquellos a los que queremos y amamos.

Algo en lo que coincidimos los que te conocimos, los que compartimos buenos y malos momentos contigo, es en que has sido una guerrera, una luchadora, una campeona, has dado un gran ejemplo de entereza, de fe, de alegría a pesar de las circunstancias, de ganas de vivir, de valentía, de lucha incansable... por eso, Dios te ha llamado a su presencia, siempre elige a los mejores primero, formas parte de "los elegidos".


Nosotros, que aquí permanecemos, a la espera de nuestras pruebas, a la espera de nuestra llamada, no podemos más que recordarte, tenerte presente y saber que permanecerás en nosotros para siempre, porque usando el tópico, nadie muere mientras sea recordado. Tu ejemplo y tu marcha también nos han ayudado, pues he sido testigo en estos días de muchas cosas, de muchas señales, de muchos símbolos, de muchos gestos que nos han dado esperanzas a todos, que han roto muros absurdos que habíamos levantado a nuestro alrededor. Que la presencia desgarradora de la muerte nos ha iluminado, y nos indica el camino a seguir, porque lo que nos lleva al final no es el camino, son nuestros pasos. Pasos como el perdón, pasos como la simple presencia, pasos como un corto mensaje de texto...


Personalmente confirmo con este desenlace lo que llevaba meses creyendo y en lo que me he volcado las últimas semanas, que la vida puede ser demasiado corta para perderla sin esforzarnos en lograr aquello que queremos, en ser felices, en hacer felices a los demás, en estar con quien amamos, en luchar por esa persona que nos ha cambiado la vida y nos hace mejores personas, en aprovechar el tiempo con los seres queridos, en compartir con los amigos unas risas, y también algunas lágrimas, en ir componiendo con las teclas del piano, blancas y negras, la melodía de la vida.

Y porque la vida vivida también hay que celebrarla, y no solo lamentarnos por tu ausencia física, brindo por ti, Cande, cuida de nosotros e ilumínanos en los momentos más oscuros.

por Los Elegidos

En memoria de nuestros Elegidos, a quienes extrañamos y recordamos.

miércoles, 31 de julio de 2013

Por treinta y dos razones

 1. Por tus piernas
2. Por tus ojos
3. Por tu timidez
4. Por tu prudencia
5. Por tus mails
6. Por tu inteligencia
7. Por tu sensibilidad
8. Por tu mirada
9. Por tus ganas de aprender y estudiar
10. Por animarme, por ser mi inspiración
11. Por hacer que redescubra mi espiritualidad
12. Por tus cuidados y mimos
13. Por tu sencillez
14. Por ser detallista
15. Por admirar mi arte culinario (todo un detalle)
16. Por los días AA (que deseo que sean así el resto de nuestras vidas)
17. Porque me siento orgulloso de ti.
18. Por exigirme ser mejor
19. Por tu habilidad para las manualidades
20. Por escucharme cuando te leo
21. Por hacerme caminar, hacer pateos, por los paseos en bici, por los picnic de excursionista
22. Por esos sitios que irremediablemente serán tuyos y míos para siempre
23. Por pensar en nosotros, en los tres.
24. Por ser mi compañera de Camino
25. Por tu sonrisa
26. Por tus lágrimas al reir descontroladamente
27. Por intentar convencerme de que baile
28. Por el cepillo de dientes azul
29. Por tu carácter, indomable.
30. Por  tu fe
31. Por robarme el único corazón que tengo
32. Por esos desayunos de fin de semana que jamás comprenderé que te gusten
.........

Treinta y dos razones, aunque son muchas más, las que me obligan a no darme por vencido.

Yo no me doy por vencido
Yo quiero un mundo contigo
Juro que vale la pena esperar, y esperar y esperar un suspiro
Una señal del destino
No me canso, no me rindo, no me doy por vencido

(Luis Fonsi - No me doy por vencido - 2009 -  Palabras del Silencio)




"No tengo fuerzas para rendirme", es lo que más me repito cada día, cada mañana cuando me levanto, y cada noche cuando me acuesto, por esas 32 razones y por muchas más.


Feliz cumpleaños!!!