lunes, 10 de junio de 2013

La mariposa


"La mariposa revoloteaba incansable alrededor de la pequeña cicatriz que adornaba con gracia su cadera, y aunque al principio intentaba ocultarla, con los días se convirtió en lugar de peregrinaje de mis besos."


Curar heridas con besos, aliviar dolores con caricias, mitigar fatigas con palabras simples, despertar sonrisas con sonrisas... si todo pudiera ser así. 
Si simplificáramos los problemas, si los relativizáramos, estoy total y absolutamente convencido de que todo iría mejor.


Está claro que no podemos obviar las pruebas que el camino nos pone días tras día, es evidente que hay que afrontarlas, enfocarlas directamente y buscar la mejor manera de actuar para dar con la mejor de las soluciones. Los problemas, aunque los relativicemos, no pueden quedar sin afrontar, otra cosa diferente es el método o incluso el resultado obtenido.

Mi profesión consiste en arreglar, arreglar problemas técnicos, pero al fin y al cabo da una visión pragmática de las circunstancias adversas que todos tenemos en nuestro caminar. 

Reconocer: 
Cuando un cliente me plantea una incidencia, el primer paso es barajar todas las posibles causas, reconocer los síntomas, enfocar el problema en el entorno en el que se da, ubicarlo en el espacio y en el tiempo, pues todo detalle ayuda. 

Estudiar:
Una vez reconocidos los síntomas, el siguiente paso es estudiar las posibles soluciones que se le pueden aplicar, barajar opciones y establecer un protocolo de actuación.

Decidir:
Reconocido el problema, estudiadas las posibles soluciones, toca tomar la decisión sobre cuál es la mejor manera de resolverlo. Decidir en ocasiones es fácil, va en función de la claridad de la sintomatología. Pero en otras ocasiones las soluciones no se muestran tan claras y por lo tanto decidir se complica.

Actuar:
La decisión implica actuación. Actuar sobre el problema y aplicar sobre el mismo todos los métodos necesarios para que así quede resuelto.

Los problemas llevan su proceso... igual que la mariposa.


Las mariposas ponen sus huevos en una planta, nacen como larvas, orugas, se alimentan y crecen rápidamente, su esperanza de vida va emparejada a la de la planta que la alimenta. En un momento del desarrollo la oruga se protege y se transforma en crisálida, donde no se alimenta y sufre la metamorfosis, para salir rompiendo la crisálida como mariposa adulta.


¿Qué nos alimenta y hace crecer?
¿De qué nos protegemos? 
¿Crecemos y maduramos al estar en nuestra crisálida?
Al igual que la oruga, que se convierte en mariposa... ¿Salimos de la crisálida siendo diferentes?


"Si tus problemas tienen solución... de qué te preocupas?
Y si no los tienen... de qué te preocupas?"

"... y la cicatriz de su mariposa me ronda por las noches, aletea en mis momentos de insomnio y hace que me pregunte por ella, por si será capaz de perdonarme, de si el sentimiento puede al dolor, de si el corazón se impondrá a los errores."







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